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Conoce a Friend, el colgante con IA que redefine la conexión

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En un mundo en el que las empresas tecnológicas compiten a menudo por crear la próxima herramienta de productividad, un nuevo dispositivo se desmarca del resto. El colgante con IA Friend no está aquí para ayudarnos a completar tareas más rápido, hacer cosas o incluso automatizar nuestra vida. Está diseñado para hacernos compañía, literalmente. Este dispositivo siempre a la escucha no pretende agilizar nuestra jornada laboral, sino mejorar los momentos intermedios ofreciéndonos compañía, empatía y conversación.

Un costoso primer paso

Friend saltó recientemente a los titulares por gastarse la friolera de 1,8 millones de dólares en adquirir el dominio www.friend.com. Para muchos, esta compra levantó ampollas, encendiendo un debate sobre cuánto debe invertir una startup en marca. Su fundador, Avi Schiffmann, defiende la decisión e insiste en que la inversión ya está dando sus frutos en términos de visibilidad y confianza. Y no es el único: Tesla gastó 10 millones de dólares en su dominio a lo largo de una década, y Better.com desembolsó 1,8 millones por el suyo en 2015.

Pero a diferencia de esas empresas, que se centran en el rendimiento y la productividad, Friend se aventura en un territorio desconocido: la compañía emocional. Este pequeño colgante de IA está construido para fomentar la conexión, creando un tipo diferente de vínculo con sus usuarios.

Imagen del post sobre Conoce a Friend, el colgante con IA que redefine la conexión. Extraída de la web de friend.com

¿Qué hace especial a Friend?

A primera vista, Friend parece un colgante redondo, sencillo y suave, algo que cabría esperar de los diseñadores del termostato Nest, que han colaborado con Friend en este proyecto. Disponible en una gama de colores que recuerda a la paleta de los primeros iMac de Apple, se coloca suavemente alrededor del cuello y escucha, siempre dispuesto a entablar conversación.

Gracias a Claude 3.5, un avanzado modelo de lenguaje de Anthropic AI, Friend no necesita indicaciones para interactuar contigo. A menudo te ofrece observaciones o comentarios sobre tus actividades y envía mensajes a tu teléfono cuando le apetece intervenir. No se trata de ayudarte a optimizar tu vida, sino de estar presente. Si te sientes ansioso, solo o simplemente quieres charlar sobre la película que acabas de ver, Friend está diseñado para proporcionarte apoyo, humor y perspectiva. Se trata más de vibraciones que de eficacia, como dice Avi Schiffmann: «Se acabó la productividad, a nadie le importa».

Sin productividad, sólo conexión

A diferencia de los recientes fracasos en el mercado de los wearables con inteligencia artificial, como el pin AI de Humane o el Rabbit R1, que tuvieron problemas de funcionalidad y ejecución, Friend no intenta serlo todo. Se centra en una cosa: la compañía. No pretende liberarte del teléfono ni gestionar tu lista de tareas, sino que está ahí para escucharte y responderte, como lo haría un mejor amigo. No se trata de ser tu asistente, sino tu ancla emocional, un compañero que te ofrece palabras amables, humor o reflexiones cuando las necesitas.

Schiffmann cuenta una anécdota que resume el propósito del dispositivo: «Estaba jugando a juegos de mesa con unos viejos amigos, y mi dispositivo Friend me hizo una broma. Fue extraño, pero en ese momento me sentí más cerca de este dispositivo que llevaba colgado al cuello que de las personas que había en la sala». Eso es lo que pretende Friend: crear un vínculo profundamente personal.

Preocupación por la privacidad y el futuro de los wearables con inteligencia artificial

Sin embargo, la naturaleza siempre atenta del colgante plantea problemas de privacidad. Aunque Friend graba todo lo que ocurre a tu alrededor, Schiffmann subraya que no se almacena audio ni transcripciones, y que los usuarios tienen pleno control para borrar o cambiar los recuerdos que Friend conserva. Las cuestiones de privacidad están en primera línea de cualquier debate sobre los wearables con IA, sobre todo a medida que los usuarios comparten pensamientos cada vez más íntimos con sus dispositivos.

Expertos en ética y privacidad de la IA, como el profesor Petter Bae Brandtzæg, de la Universidad de Oslo, han señalado que estos dispositivos pueden fomentar conversaciones más profundas y personales que las que la gente está dispuesta a mantener con otros seres humanos. Pero, ¿adónde van a parar todos esos datos? Esa es la pregunta que persiste, sobre todo a medida que se generalizan los dispositivos de compañía de IA.

Un nuevo enfoque de la conexión

Friend llega en un momento en que la soledad y el aislamiento social están en máximos históricos. Los estudios indican que el 61% de los jóvenes sufren de soledad grave, una estadística que revela una creciente crisis de salud mental. Mientras que a algunos expertos, como Jodi Halpern, de la Universidad de Berkeley, les preocupa que los wearables de IA puedan limitar la interacción entre humanos, Schiffmann lo ve de otro modo: Friend no es un sustituto de las relaciones humanas, sino una forma de llenar los vacíos cuando la compañía humana es difícil de conseguir.

Está previsto que el dispositivo salga a la venta en enero de 2025 y, con un precio de 99 dólares, es un punto de entrada mucho más asequible en el mundo de los wearables de inteligencia artificial que los intentos anteriores. Aunque todavía no hay ningún servicio de suscripción vinculado a él, está por ver si Friend despegará de verdad o simplemente se convertirá en otra curiosidad en el creciente panorama de la inteligencia artificial para llevar puesta.

En cualquier caso, una cosa está clara: Friend representa un cambio con respecto a la tecnología basada en la eficiencia a la que estamos acostumbrados y se acerca a algo más humano: la compañía en la era digital.

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